El contacto físico para los bebés es tan esencial para su bienestar y su desarrollo como alimentarse.

La ciencia avala esta afirmación y varios estudios realizados en orfanatos y hospitales infantiles lo concluyen. 
Y es que las personas necesitan sentir otras pieles desde que nacen. “Ser tocado, acariciado, abrazado, acunado, besado es una parte esencial de la supervivencia humana, marcada por el sentido del tacto”

El llanto del bebé se calma cuando es mecido en brazos: “Nos gusta que nos toquen la piel y, además, que lo hagan de manera dulce, atenta y cálida”.

¿Se malcría a los niños con la abundancia de mimos? Para Erika Jiménez, neuropediatra del Hospital Rey Juan Carlos Móstoles de Madrid, esta pregunta es una creencia desfasada.

“Cuanto más difícil es un niño, más amor, caricias y besos necesita, porque, sin duda, no hay ninguna contraindicación”.

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