Casi 17.000 menores viven en España tutelados en centros, que deberían ser un entorno seguro y afectivo para crecer y sanar el daño de las experiencias de desprotección que arrastran.

Niños que han sufrido maltrato por abandono o negligencia en sus cuidados, abusos generalmente del entorno familiar u otras circunstancias que les impiden su pleno desarrollo, por lo que las administraciones se hacen cargo de su tutela mientras se soluciona la situación de riesgo y el menor pueda volver con su familia, si es lo mejor para él.

“Vemos que llegan cada vez más al sistema de protección niños más dañados, o porque la medida se ha puesto tarde o porque el maltrato y abuso que han sufrido ha sido crónico y grave”

Alguno de ellos son adolescentes con problemas de adicciones a sustancias e incluso que ejercen violencia, añade. “Son perfiles muy diversos y complejos, por eso su atención debe ser más individualizada dentro de los centros porque algunos tienen serios problemas de salud mental”.

Para Save the Children, el sistema además de garantizar entornos seguros tiene que elaborar protocolos de prevención y detección temprana de esas situaciones como prevé la ley, reclama Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de la organización. Los expertos coinciden en la necesidad de evaluar las circunstancias de cada niño y de acortar al máximo la estancia en la medida protectora, garantizando el contacto con la familia de origen.

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