El apego es la base de nuestro desarrollo y una indudable fuente de satisfacción con la vida. Pero ¿qué sucede cuando no fuimos amados en la infancia? Al parecer, este es el origen de algunos problemas de conducta.

Cuando nacemos, la protección y la seguridad que necesitamos se basa en el amor que solo los padres pueden darnos. Sin embargo, esto no siempre es así, llegando a reflejarse años después en el comportamiento y en las relaciones con los demás.

La falta de amor en la infancia antecede a ciertas consecuencias en la adolescencia y la edad adulta. A continuación, comentamos algunas de ellas:

Indiferencia hacia los sentimientos ajenos:

Ante el escaso afecto recibido en la infancia, es posible que algunas personas muestren dificultad para conectar con lo que sienten los demás. Este rasgo es lo que se conoce como ‘comportamiento insensible’ o ‘emociones prosociales limitadas’.

Problemas para relacionarse y expresar sentimientos:

Una persona que no recibió cariño por parte de sus padres, puede llegar a repetir el mismo patrón con sus hijos. Es decir, si no fuimos amados en la infancia, corremos el riesgo de replicar, sin darnos cuenta, aquello que conocimos.

Y es que el afecto en la infancia es el ‘motor’ que impulsa las capacidades altruistas del ser humano. A medida que crecemos, estas son el resultado de la calidad del amor que vivimos en nuestros primeros años.

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